Por lo general, creo que las grandes compañías son «sustentables» por cuatro razones. No necesariamente tienen una sola, sino una mezcla de todas, pero con una fuerte tendencia a alguna de ellas.
1.- Marketing:
Es quizá una de las primeras y más antiguas aproximaciones de la empresa moderna a la sustentabilidad. De hecho, sus origen está en el concepto -hoy mirado como asistencialista- de RSE (Responsabilidad Social Empresarial). Eso sí, ha evolucionado bastante. Pasando del financimiento de una escuela en comunidades aledañas, hasta sofisticadas acciones de «valor compartido». Aquí no estoy viendo esto como algo negativo, sólo deseo aclarar que el principal espíritu dice relación con objetivos de marketing y comunicacionales.
Hoy existe una evolución al respecto. La mayor participación ciudadana y las redes sociales, han hecho que muchas empresas se desvivan por lograr la tan anhelada «licencia social». Que no es otra cosa, que la aprobación de uno de los principales stakeholders de las compañías: las comunidades a las que afectan. Por otro lado, la «buena prensa» que se obtiene al realizar acciones a favor del medioambiente y en contra del cambio climático es otro ingrediente que ayuda a una buena estrategia orientada al marketing. Claramente acá entran también temas como la equidad de género e inclusión.
2.- Obligación /Legislación:
Es quizá una de las principales motivaciones que ha movido la balanza desde la RSE hacia la sostenibilidad y a una forma nueva de hacer negocios. Por varias razones, los gobiernos y la legislación se ha puesto cada vez más exigentes con respecto a permisos medioambientales, aprobación de las comunidades, normas de eficiencia energética y obligaciones con respecto a las externalidades negativas de un proyecto de inversión. Desde un pequeño edificio en medio de una ciudad, hasta una planta industrial.
Quizá las empresas mineras han sido las más rápidas en entender y adoptar procedimientos y crear áreas al respecto, especialmente en los últimos años con las malas experiencias como Pascua Lama (Barrick Gold). A medida que surge estra transformación, la legislación también evoluciona, como comenzará a ocurrir en los próximos años con la Ley de Reciclaje y Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP), que ya está promulgada y cuyos reglamentos están en proceso de consolidación.
En este campo, la institucionalidad ambiental, como el caso del SEA o la misma EAE consolidan la obligación de las empresas.
3.- Exigencia de los inversionistas:
El cambio cultural de los consumidores hacia una visión más sustentable de la forma de hacer negocios (medioambiente, diversidad, equidad de género, cambio climático, etc.), más la comprobación empírica de cómo «bugs» de reputación corporativa pueden afectar al negocio de una compañía (ver caso VolksWagen, CMPC o Agrosuper, por nombrar algunos), han hecho que los inversionistas y directorios estén cada vez más preocupados de buscar acciones y decisiones sustentables. En otras palabras, las malas experiencias traen consigo nuevos estándares, nuevos procedimientos y nuevas exigencias de parte de inversionistas. Volviendo a Pascua Lama, fueron los inversionistas canadienses de Barrick Gold quienes pusieron el grito en el aire y llevaron el tema a la justicia.
Otra muy mala experiencia, hizo que una empresa como Siemens, saliera del hoyo de un escándalo mundial y se convirtiera, hoy, en uno de los símbolos de la sustentabilidad, gracias, en gran parte a una exigencia de los accionistas.
En los últimos meses he conversado con varios gerentes de sustentabilidad o cargos afines que me indicaron que cada vez es más frecuente la presentación del estado y proyectos de esta área en las reuniones de directorios. En Europa, esto avanza cada vez más fuerte. tanto así que existen fondos de inversión que no desembolsan un euro si es que no están seguros que las compañías tienen ciertos estándares de sustentabilidad mínimos.
Otra variante de este grupo es simplemente, porque ser sustentable es más rentable que no serlo. Por ejemplo, hay viñas chilenas que para entrar a mercados internacioanles tiene sí o sí que ser sustentables. Por otro lado, para empresas como Unilever o Natura es la clave y el centro de su negocio, por lo tanto, hay una exigencia más clara por parte de los accionistas.
4.- Por convicción:
En un panorama ideal, la sustentabilidad está en el ADN de una compañía. Creo que realmente ninguna empresa lo tiene 100% en su ADN o está inserta en todos sus empleados. Pero claramente hay organizaciones en donde la mayoría de sus trabajadores sienten que están en un lugar donde las cosas se hacen de forma más sustentable y eso, se refleja en el clima laboral, en los proyectos y en la relación con todos sus stakeholders. Quizá en un futuro mediano, esto sea parte escencial de hacer negocios. Por ahí está la evolución sustentable.